martes, 18 de agosto de 2020

Semana Sanmartiniana

Esta semana no sólo recordamos a uno de los grandes líderes de la gesta independentista de nuestro continente, sino que también honraremos su personalidad. Para ello les estudiantes de séptimo grado están trabajando en una producción que de cuenta, de diferentes maneras creativas, de los principales rasgos de carácter, costumbres y valores de su persona. 

Les compartiremos por este medio distintos materiales que sirvan de insumo para realizar tamaño trabajo. También pueden escribirnos con sus dudas, preguntas y/o pedidos. 

 ¡Buena semana Sanmartiniana!

Hoy les acercamos algunas (muchas) de sus frases

Frases del Libertador extractadas de las cartas y oficios que integran el "Archivo de los Documentos del General San Martín", publicado por Alejandro Rosa, la "Correspondencia del General San Martín", recopilada por Adolfo P. Carranza y documentos existentes en el Archivo General de la Nación.

1. La seguridad de los pueblos a mi mando es el más sagrado de mis deberes (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 26 de enero de 1815, t. II, p. 232).

2. Mi vida es lo menos reservado que poseo; la he consagrado a vuestra seguridad; la perderé con placer por tan digno objeto (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 1 de octubre de 1815, t. II, p. 253).

3. Primero es ser que obrar. Las armas nos dan por ahora la existencia. Asegurada ésta por los esfuerzos militares, podremos entonces dedicarnos al interesante cultivo de las letras (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 30 de diciembre de 1815, t. II, p. 280).

4. Es cierto que tenemos que sufrir escasez de dinero, paralización del comercio y la agricultura, arrostrar trabajos y ser superiores a todo género de fatigas y privaciones; pero todo es menos que volver a uncir el yugo pesado e ignominioso de la esclavitud (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 31 de marzo de 1815, t. II, p. 404).

5. No perdonaré sacrificio que conduzca al restablecimiento de nuestras pasadas desgracias, siguiendo constantemente las huellas de dignidad y de prudencia que ha dejado estampadas en su marcha gloriosa el pueblo, cuyos solemnes votos me han constituido (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 20 de mayo de 1815, t. II, p. 417).

6. La unión y la confraternidad, tales serán los sentimientos que hayan de nivelar mi conducta pública cuando se trate de la dicha y de los intereses de los otros pueblos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 20 de mayo de 1815, t. II, p. 417).

7. El genio del orden y el acierto presiden las deliberaciones del pueblo de Mendoza (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 10 de enero de 1817, t. II, p. 528).

8. La moderación y la buena fe, tales los fundamentos sobre los que apoyo mis esperanzas de ver estrechados los vínculos sagrados que nos unen, y de no aventurar un solo paso que pueda romperlos o debilitarlos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 20 de mayo de 1815, t. II, p. 417).

9. Mis necesidades están más que suficientemente atendidas con la mitad del sueldo que gozo (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 22 de noviembre de 1815, t. II, p. 462).

10. Si es un deber de los magistrados para conservar la tranquilidad pública, separar de entre los buenos ciudadanos a los que por su interés particular, o por su error de ideas atentan contra los derechos de los demás; no es menos dispensarles su protección, si arrepentidos exigen indulgencia (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 13 de marzo de 1816, t. II, p. 496).

11. Las cárceles no son un castigo sino el depósito que asegura al que deba recibirlo. Y ya que las nuestras, por la educación, están muy lejos de equipararse a la policía admirable que brilla en los otros países cultos, hagamos lo posible para llegar a imitarles (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 25 de marzo de 1816, t. II, p. 499).

12. Conozca el mundo que el genio americano abjura con horror los crueles hábitos de sus antiguos opresores, y que el nuevo aire de libertad que empieza a respirarse, extiende su benigno influjo a todas las clases del Estado (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 25 de marzo de 1816, t. II, p. 499).

13. Lo que no me deja dormir es no la oposición que puedan oponer los enemigos sino el atravesar estos inmensos montes (Archivo General de la Nación: Carta al general Guido, 14 de junio de 1816, Legajo Nº 1, S. VII, C. 2, A 5, Nº 13).

14. El pueblo jamás se empieza a mover por raciocinio sino por hechos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 1 de enero de 1819, t. VII, p. 163).

15. Mi existencia la sacrificaría antes que echar una mancha sobre mi vida pública, que se pudiera interpretar por ambición (Archivo General de la Nación: Carta al general Guido, 24 de abril de 1819, Legajo Nº 1, S. VII, C. 2, A 5, Nº 13).

16. Toda conmoción popular tiene tres tiempos difíciles. En los momentos antes de la ejecución se suele pecar por imprudencia, en el acto de la ejecución por debilidad, y en los momentos posteriores por nimia o necia confianza. Por consiguiente, es fácil advertir que jamás deben dirigir un plan de revolución sino las personas más precisas y decididas, siendo el secreto su único misterio (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 1 de enero de 1819, t. VII, p. 164).

17. La reputación del generoso puede comprarse muy barato; porque no consiste en gastar sin ton ni son sino en gastar con propiedad (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 1 de enero de 1819, t. VII, p. 165).

18. Corno hombre público y privado he tenido siempre derecho a ser creído (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, 18 de septiembre de 1821, t. VII, p. 332).

19. Por inclinación y principios amo el gobierno republicano y nadie, nadie lo es más que yo (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Borrador autógrafo de San Martín a Guido, t. VI, p. 513).

20. Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 13 de marzo de 1819, t. VI, p. 149).

21. Las revoluciones abren un campo inmenso a la maledicencia, y sus principales tiros se dirigen principalmente contra los hombres que tienen la desgracia de mandar (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Rancagua, 16 de marzo de 1820, t. IX, p. 145).

22. El conocimiento exacto que tengo de América, me dice que un Washington o un Franklin que se pusiese a la cabeza de nuestros gobiernos, no tendría mejor suceso que el de los demás hombres que han mandado, es decir, desacreditarse empeorando el mal (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Bruselas, 8 de mayo de 1830, t. IX, p. 355)

23. El mejor gobierno, no es el más liberal en sus principios sino aquel que hace la felicidad de los que obedecen empleando los medios adecuados a este fin (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Grand Bourg, 26 de septiembre de 1846, t. IX, p. 399).

24. En mis providencias malas o buenas, jamás ha tenido parte la personalidad y sí, sólo el objeto del bien e independencia de nuestro suelo (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Borrador autógrafo, t. IX, p. 512).

25. En las guerras civiles el sistema de reputar enemigo al que no es de la misma opinión, es la ley suprema (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, París, 26 de diciembre de 1835, t. X, p. 46).

26. Suponiendo que la suerte de las armas me hubiese sido favorable en la guerra civil, yo habría tenido que llorar la victoria con los mismos vencidos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Habitantes de las Provincias del Río de la Plata, Valparaíso, 22 de julio de 1820, t. X, p. 390).

27. La presencia de un militar afortunado (por más desprendimiento que tenga) es temible a los Estados que de nuevo se constituyen (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Peruanos, Pueblo Libre, 20 de septiembre de 1822, t. X, p. 356).

28. Os ruego que aprendáis a distinguir los que trabajan por vuestro bien, de los que meditan vuestra ruina: no os expongáis a que los hombres de bien os abandonen al consejo de los ambiciosos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a las Provincias del Río de la Plata, Valparaíso, 22 de julio de 1820, t. X, p. 390).

29. Deseo que todos se ilustren en los sagrados libros que forman la esencia de los hombres libres (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 17 de marzo de 1817, t. X, p. 440).

30. No hay juez más parcial que el amor propio; si alguno tengo, es el de haber dirigido bien las operaciones de esta campaña (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 7 de octubre de 1818, t. XI, p. 86).

31. Los soldados de la patria no conocen el lujo, sino la gloria (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Habitantes de Lima, t. XI, p. 385).

32. Administrar recta justicia a todos, recompensando la virtud y el patriotismo, y castigando el vicio y la sedición en donde quiera que se encuentren, tal es la norma que reglará mis acciones (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Lima, 2 de agosto de 1821, t. XI, p. 421).

33. La seguridad individual del ciudadano y la de su propiedad deben constituir una de las bases de todo buen gobierno (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Lima, 7 de agosto de 1821, t. XI, p. 427).

34. Dios conserve la armonía, que es el modo de que salvemos la nave (Carlos A. Pueyrredón: La Campaña de los Andes, Buenos Aires, 1942; Carta a Pueyrredón, Mendoza, 4 de septiembre de 1818, texto del facs., 144).

35. Estoy convencido que cuando los hombres no quieren obedecer la ley, no hay otro arbitrio que el de la fuerza (Archivo General de la Nación, Leg. cit. Carta a Guido, 17 de diciembre de 1835).

36. Miro como bueno y legal todo gobierno que establezca el orden de un modo sólido y estable (Archivo General de la Nación, Leg. cit. Carta a Guido, 17 de diciembre de 1835).

37. Buenos Aires ha principiado y sostenido con magnanimidad la grandiosa empresa de una Patria (Papeles del Brigadier General Guido, Buenos Aires, 1882, Carta a Pueyrredón, Mendoza, 26 de noviembre de 1818, p. 167).

38. La situación de este país es tal que al hombre que lo mande, no le queda otra alternativa que la de someterse a una facción o dejar de ser hombre público (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Carta a O'Higgins, Montevideo, 5 de abril de 1829, p. 18).

39. La historia y la experiencia de nuestra revolución me han demostrado, que jamás se puede mandar con más seguridad a los pueblos que después de una gran crisis (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Carta a O'Higgins, Montevideo, 5 de abril de 1829, p. 18)

40. Estoy firmemente convencido, que los males que afligen a los nuevos Estados de América no dependen tanto de sus habitantes como de las constituciones que los rigen. Si los que se llaman "legisladores en América hubieran tenido presente, que a los pueblos no se les debe dar las mejores leyes, pero sí las mejores que sean apropiadas a su carácter, la situación de nuestro país sería diferente (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; París, 13 de septiembre de 1833, p. 39).

41. EI empleo de la fuerza, siendo incompatible con nuestras instituciones, es, por otra parte, el peor enemigo, que ellas tienen (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Bruselas, 12 de mayo de 1830, p. 121).

42. Todo cálculo en revolución es erróneo; los principios admitidos como axiomas son, por lo menos, reducidos a problemas. Las acciones más virtuosas son tergiversadas y los desprendimientos más palpables son actos de miras secundarias; así es que no puede formarse un plan seguro, y al hombre justo no le queda otro recurso, en medio de las convulsiones de los Estados, que proponerse por parte de su conducta "obrar bien": la experiencia me ha demostrado que ésta es el ancla de esperanza en las tempestades políticas (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Bruselas, 1 de enero de 1825, p. 147).

43. No soy de los que creen que es necesario dar azotes para gobernar, pero sí, el que las constituciones que se den a los pueblos estén en aptitudes y género de vida (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Grand Bourg, 30 de agosto de 1842, p. 199).

44. Mi barómetro para conocer las garantías de tranquilidad que ofrece un país, las busco en el estado de su hacienda pública y, al mismo tiempo, en las bases de su gobierno (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Grand Bourg, 30 de septiembre de 1846, p. 221).

45. Un buen gobierno no está asegurado por la liberalidad de sus principios, pero sí por la influencia que tiene en la felicidad de los que obedecen (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Carta al General Andrés Santa Cruz. Borrador autógrafo, sin fecha, p. 333).

46. No se debe hacer promesa que no se pueda o no se deba cumplir (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 1 de enero de 1819, t. VII, p. 165).

47. La marcha de todo Estado es muy lenta; si se precipita, sus consecuencias son funestas (Carta a D. Pedro Palazuelos, Grand Bourg, 25 de agosto de 1844).

48. Protesto a nombre de la independencia de mi patria no admitir jamás mayor graduación que la que tengo, ni obtener empleo público, y el militar que poseo renunciarlo, en el momento en que los americanos no tengan enemigos (El Censor, Nº 68, p. 7; 12 de diciembre de 1816).

49. No nos ensoberbezcamos con las glorias, y aprovechemos la ocasión de fijar la suerte del país de un modo sólido y tranquilo (Santiago, 29 de febrero de 1817, en Bartolomé Mitre: Obras Completas, Buenos Aires, 1940, vol. V, p. 277).

50. La religiosidad de mi palabra como caballero y como general, ha sido el caudal sobre que han girado mis especulaciones (Lima, 9 de agosto de 1821, en Bartolomé Mitre: Obras Completas, Buenos Aires, 1940, vol. V, p. 614).